Dentro de unas horas distintas asociaciones católicas, convocadas por la Archidiócesis de Madrid, se concentrarán bajo el lema "Por la familia cristiana".
Microscopio del Dr. Winter espera ingenuamente que algunos de los representantes de esas asociaciones tan combativas alcen sus bien templadas voces contra el peligro hacia las familias cristianas (y no cristianas) que suponen las declaraciones del Obispo de Tenerife sobre el abuso a menores. Me temo, no obstante, que sobre este asunto los activistas religiosos seguirán la consigna tácita (¿?) de la Conferencia Episcopal: silencio absoluto.
Recordemos las palabras de Bernardo Álvarez:
-La diferencia entre una relación homosexual y un abuso está clara.
-Por supuesto. Pero, ¿por qué el abusador de menores es enfermo?
-Para empezar, un abuso es una relación no consentida.
-Puede haber menores que sí lo consientan y, de hecho, los hay. Hay adolescentes de 13 años que son menores y están perfectamente de acuerdo y, además, deseándolo. Incluso si te descuidas te provocan. Esto de la sexualidad es algo más complejo de lo que parece.
Me permito destacar, por último, la opinión del Secretario General de la Asociación de Teólogos Juan XXIII, Juan José Tamayo:
"Con declaraciones como ésta no extraña el descrédito que la Iglesia católica tiene entre los adolescentes y los jóvenes, que huyen de ella como de la peste".
Y entre los no tan jóvenes, añado.
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