En agosto de 2008 apareció en Microscopio del Dr. Winter la primera entrada sobre Stieg Larsson. Se acababa de publicar en España Los hombres que no amaban a las mujeres. Menos de un año después, se repite sin cesar la palabra "fenómeno" para describir el extraordinario, inesperado, éxito de ventas de la serie Millennium. La versión cinematográfica de la primera novela ha conseguido, además, que muchas personas que no conocían la existencia de los libros decidieran leerlos.
De forma paralela a este enorme éxito popular (digno de análisis sociológico) han ido arreciando las críticas, más o menos fundamentadas, que coinciden en señalar la pobreza literaria de la trilogía. El argumento esgrimido, perfumado de naftalina, se basa en el rancio y soterrado prejuicio de que la plebe no posee el don de la capacidad crítica ni del olfato artístico.
Sin ánimo de entrar en la polémica diré que en mi opinión Stieg Larsson ocupa un notable lugar en el género policíaco. Incluso a un nivel superior al de algunos autores consagrados (me ahorro los nombres) que no cometen la osadía de vender millones de ejemplares. Se me ocurre recomendar a quienes busquen la densidad literaria que relean, si es que lo han leído previamente, a William Faulkner.
Pero vayamos a la tercera novela de Stieg Larsson. La reina en el palacio de las corrientes de aire comienza justo donde acaba La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina. Lisbeth Salander ha resultado herida. Tiene, entre otras lesiones, una bala de pequeño calibre alojada en su cerebro. Tras la complicada intervención quirúrgica se recupera en el hospital antes de afrontar el juicio que pesa sobre ella por una buena colección de cargos de la fiscalía. La casualidad ha querido que en el mismo pasillo del hospital esté también internado Alexander Zalachenko, que, además de su enemigo declarado, es, como ya todo el mundo sabe, su padre. Por otro lado, Ronald Niedermann, su hermanastro, ha conseguido escapar de la policía dejando a su paso más cadáveres en su sangrienta lista.
Mientras tanto, la policía secreta sueca, la Säpo, ve peligrar su propia existencia. Teme que toda esta situación saque a la luz pública las ilegalidades cometidas durante largos años para ocultar al mafioso Zalachenko. La Säpo se pone en acción para silenciar a Salander y a su padre.
Mikael Blomkvist es la única persona que puede proteger a Lisbeth Salander, aunque ella no lo desee, de los múltiples peligros que la acechan. El periodista, que ha añadido una nueva mujer a su vida, la atlética policía Monica Figuerola, ve peligrar su vida en su intento de ayuda.
De forma paralela a la principal línea argumental, Erika Berger ha dejado la revista Millennium y toma posesión de su cargo como redactora jefe del importante diario en crisis SMP, pero sólo encontrará obstáculos en su nuevo destino.
En conjunto, la tercera entrega de Millennium, a pesar de ofrecernos menos acción que las dos anteriores, confirma el buen dominio del ritmo narrativo de su autor. En cuanto al tema, no encontramos novedades: "Esta historia no va de espías y sectas estatales, sino de la violencia que se comete habitualmente contra las mujeres y de los hombres que lo hacen posible." (página 790)
En las últimas semanas se extiende el rumor de que Stieg Larsson dejó casi acabada una cuarta novela antes de morir. Al parecer, con el fin de negociar su parte de la suculenta herencia dejada por el escritor sueco, su pareja oculta el ordenador en el que se encuentra el archivo original. Quizá se trate de una inédita campaña de marketing, pero si existe la cuarta entrega de la serie Millennium nos esperan, sin duda, más horas de amena y ávida lectura. Y es esto, tan simple, y tan complicado, de lograr lo que explica el éxito de las novelas de Stieg Larsson.
2 comentarios:
Aunque no llevo leídas muchas páginas ya estoy enganchada a este tercer libro. Me está resultando tan genial como los anteriores. Un buen regalo.
Excelente reseña, crítica, objetiva y disfrutable, estoy leyendo "Los hombres que no amaban..." y ya tengo en espera "La chica que soñaba...", así que falta algo para que esta llegue a México y para que la lea, pero algún día será, saludos colega ¡qué gusto leerte!
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