La noche de los tiempos (2009) es una novela ambiciosa y, no sólo por sus mil páginas, monumental. Muñoz Molina, dotado de excelente prosa, se ha propuesto una enorme tarea: narrar el cruento período que supuso en España el final de la II República y el comienzo de la Guerra Civil. Para hacerlo ha elegido a un protagonista desbordado por su propia existencia y por los acontecimientos que le toca vivir. Un muñeco, como tantos, ahogado en el vértigo de la historia fratricida. Por acción y por omisión, un personaje roído por la culpa.
Ignacio Abel es un arquitecto de origen humilde e ideas socialistas que ha conseguido ganarse un buen prestigio profesional y que confía en el progreso de la nación. Está casado con Adela, mayor que él, perteneciente a una rancia y castiza familia conservadora. Cuando conoce a Judith, una estadounidense (de "América" según empeño del académico Muñoz Molina) que viaja por Europa, se sumerge en una pasión ciega, absorbente, aniquiladora. El comienzo de la Guerra coincide con la pérdida de Judith, que es sólo el inicio de la pérdida de su familia, de su trabajo, casi de su vida, incluso de su país. Con una maleta como única posesión logra llegar a la estación de Pennsylvania para emprender un viaje en tren durante el que obsesivamente recuerda los últimos meses vividos.
La noche de los tiempos ha cosechado extraordinarias críticas. Voces más cualificadas que la mía la han ensalzado; pero en mi humilde opinión se trata de una novela víctima de su propia ambición, de su desmesura. Su intento casi enciclopédico de recrear una época trascendente acaba afectando a la narración. Chirrían tanta referencia cultural y tanto personaje ilustre introducido como con calzador. Zenobia Camprubí, Juan Ramón Jiménez, Menéndez Pidal, Ramón y Cajal, Buñuel, Alberti, García Lorca, Salinas... entre otros muchos, sólo falta Dalí, aparecen de forma postiza sin aportar nada al relato. Un único ejemplo: Manhattan Transfer de John Doss Passos resulta ser en la obra un plagio de una novela escrita por el ex marido de Judith.
La obsesión del recuerdo de Ignacio Abel, el fluir de su pensamiento, la libre asociación de ideas, acaban condicionando un estilo reiterativo, redundante y lleno de fórmulas.
Antonio Muñoz Molina: La noche de los tiempos, Seix Barral, 2009.
2 comentarios:
Bravo Muñoz Molina. El libro me ha encantado. Sigue deleitándonos con tu maravillosa prosa.
Hola. Disculpa mi intromisión, pero he llegado a tu blog buscando la letra de "A dream of her" de Micah P. Hinson. Por lo que escribías en tu entrada, te encanta esa canción. ¿Sería mucho pedir que pusieses la letra? Por más que busco por la red no la encuentro. Un saludo, gracias y perdona ;).
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