29 de mayo de 2012

Andrea Camilleri: La muerte de Amalia Sacerdote


Andrea Camilleri obtuvo en 2008 el II Premio Internacional de Novela Negra RBA con La muerte de Amalia Sacerdote.
En el prólogo, Camilleri reconoce que se inspiró en un hecho real: el crimen de Garlasco. En ese pueblo del norte de Italia una joven fue asesinada en su casa. Se detuvo como sospechoso al novio. Tras ello, se inició un largo proceso judicial ampliamente seguido por los medios de comunicación.
En la ficción literaria Amalia Sacerdote, una estudiante de Derecho de veintitrés años, hija del secretario en jefe de la Asamblea de Sicilia, es asesinada. Su ex novio, Manlio Caputo, hijo de un diputado de izquierdas, es procesado por homicidio.
Camilleri sitúa el punto de vista narrativo en la figura de Michele Caruso, director de los informativos regionales de la RAI, que desde el primer momento recibe presiones de todo tipo para que manipule la información. Ante los tejemajes de los corruptos políticos, policías, jueces, banqueros y periodistas que intentan salvaguardar sus intereses, Caruso cínicamente pretende salir sin una sola mancha de tan turbio asunto, solo preocupado por enderezar su maltrecha vida sentimental.
Cuando presentaba La muerte de Amalia Sacerdote, Camilleri afirmaba estar harto de su famoso personaje Salvo Montalbano. A pesar de ello, hay un curioso guiño literario. Uno de los personajes le dice a otro: “tampoco te pongas a hacer de comisario Montalbano.” En efecto, esa parece ser la consigna colectiva. Nadie tiene que aclarar lo sucedido. Con su final abierto, el autor está invitando al lector a que formule sus propias conclusiones.
Escribe Andrea Camilleri: “Hoy no hay delito en nuestro país que no se convierta en un entretenimiento.” ¿Te suena a algo? Qué grandes novelas escribiría Andrea Camilleri inspirándose en el actual contexto (político, judicial, bancario, periodístico…) español.

Andrea Camilleri: La muerte de Amalia Sacerdote, RBA, Serie Negra.

10 de marzo de 2012

Liebster Blog

Mi colega y amigo Ariel, brillante e infatigable bloguero, autor de Los sueños y Con la luna, me honra desde México con un Liebster Blog Award que acepto encantado.

Me informo sobre el tema y encuentro que estos premios pretenden el reconocimiento y difusión de blogs que pasan desapercibidos a pesar de su interés y calidad. Estas son las bases para participar:

1. Copiar y pegar el premio en tu blog y enlazarlo al que te lo concedió.
2. Señalar tus blogs preferidos (entre tres y cinco), es decir, aquellos que serán galardonados según tu criterio. Estos blogs deberán contar con menos de 200 seguidores y deberás dejar en cada uno de ellos un comentario informando de la concesión del citado premio. 
3. Esperar a que cada una de las bitácoras decida continuar con la cadena y elija a sus cinco blogs favoritos. Nadie está obligado a aceptar el premio, ni mucho menos a continuar con la cadena.

Y estos son los elegidos por Microscopio del Dr. Winter:

Página Siete
Blog hermano en el que mi amiga Pilar nos regala conciencia solidaria, sensibilidad y sabiduría.
Cruce de cables
Uno de mis primeros referentes blogueros. Con José Andrés comparto aficiones y mucha complicidad.
La canción de Tristán
Magistral y enciclopédico blog sobre cómic.
Viajes desde mi sillón
Ismael nos transmite su pasión por la lectura y los viajes. Profesión, batallas y mucha literatura compartidas.
La vida y los libros. Un blog en el que me veo reflejado.

Mucha literatura en estos blogs. Salud a todos.


21 de enero de 2012

El topo, la película de Tomas Alfredson

La adaptación cinematográfica de la novela El topo que firma Tomas Alfredson es, en su conjunto, una más que correcta película en la que destacan poderosamente la solidez interpretativa de sus principales actores y, sobre todo, la ambientación tétrica y taciturna de los años de la guerra fría conseguida por la dirección artística de Maria Djurkovic. 
Cualquiera que conozca la magnífica novela de John Le Carré entiende el gran reto que significa resumir su denso laberinto argumental en dos horas de imágenes. Como inevitable referente recordemos que la estupenda adaptación para la televisión de El topo que realizó en 1979 la BBC dura unas siete horas. La dificultad, por tanto, es evidente. Tomas Alfredson y sus guionistas han optado por aligerar la trama, lo cual es lógico, pero en su intento han provocado incoherencias argumentales y, de paso, han mutilado las aristas psicológicas y vitales de los principales personajes. Ese es, en mi opinión, el gran error que provoca la incomprensión en aquellos espectadores que desconocían la historia de Calderero, sastre, soldado, espía.
Un ejemplo al respecto. La profundidad de la relación entre Jim Prideaux y Bill Haydon se difumina hasta quedar reducida a una aparente atracción homosexual con lo que se pierde por el camino el verdadero alcance de la traición. Otro: George Smiley conoce la infidelidad de Anna cuando observa cómo se deja meter mano frívolamente durante una fiesta de fin de año.
Por todo ello, acabada la película, en el momento en que se encienden las luces de la sala, comienzan los créditos y (horror) escuchamos a Julio Iglesias cantar La mer, oímos a nuestros vecinos de butaca decir que no han entendido nada.
Pero, más allá del riesgo que supone condensar la compleja trama, lo que de verdad chirría son esas gratuitas licencias de cine de autor que no aportan nada a la película y que convierten a Peter Guillam en homosexual o a George Smiley en un arribista que estalla de satisfacción cuando alcanza la dirección del Circus. En ese momento final de la película (sí, cuando está a punto de sonar la voz de Julio Iglesias) la personalidad del protagonista queda totalmente desvirtuada. Porque ya sabemos que George Smiley prefiere a sus poetas alemanes antes que la vanidad del poder.
En definitiva, una interesante, recomendable, película que deleitará principalmente a los que ya conozcan las novelas de John Le Carré que componen la serie Smiley.
Y por último, duda resuelta. O mejor, intuición confirmada. Gary Oldman no nos hace olvidar en ningún momento al magistral Alec Guinness.