27 de enero de 2009

50 años de Kind of Blue. So What. The sound of Miles







Kind of Blue se grabó en el estudio Columbia de la Calle 30 de Nueva York en dos sesiones: 2 de marzo de 1959 y 22 de abril de 1959. El primer día se hicieron las tomas definitivas, en este orden, de Freddie Freeloader, So What y Blue in Green. El segundo día se grabaron los dos temas restantes: Flamenco Sketches y All Blues.

Entre las dos sesiones de grabación ocurrió algo significativo que nos ha dejado un documento excepcional. La cadena de televisión CBS produjo un programa titulado The sound of Miles Davis, dirigido por Robert Herridge, responsable del clásico The sound of Jazz, que dos años antes había recogido actuaciones estelares de figuras como Billie Holiday.

En un principio, Miles no era muy partidario de aparecer en televisión, pero el director del programa se encargó de convencerlo. Así que el día 2 de abril de 1959 en el estudio 61 de la CBS tuvo lugar la grabación que duró media hora. El estudio se despojó de los decorados para crear un espacio abierto por el que los músicos se movían recreando la libertad de un club de jazz.

Tras la presentación de Herridge, los músicos inician la interpretación del primer tema: So What, que es también el primer corte de Kind of Blue. En relación al disco, la banda de Miles contaba con dos ausencias notables: Bill Evans (no he conseguido averiguar el motivo) y Julian Cannoball Adderley (debido a una migraña). De esta forma, Miles a la trompeta, Coltrane al saxo tenor, Cobb a la batería, Chambers al contrabajo, Kelly al piano, acompañados por Gil Evans y su orquesta, son los músicos que aparecieron en el programa.

En mi opinión, uno de los aspectos más interesantes de la interpretación de So What es observar la muy diferencia actitud que mantienen Miles Davis y John Coltrane. El trompetista y líder de la banda se muestra elegante en su forma de vestir, relajado, seguro de sí mismo, arrogante (tal y como era), e incluso se retira a fumar entre solo y solo. Por el contrario, el saxofonista aparece concentrado, serio, introspectivo, y, con los ojos cerrados, se sumerge en la emotiva profundidad de su música.

The sound of Miles Davis no se emitió hasta julio de 1960. Cosechó, entonces, un gran éxito de audiencia y estupendas críticas. Miles Davis se convirtió en una estrella reconocida a lo largo y ancho de su país.

26 de enero de 2009

50 años de Kind of Blue. John Coltrane

“En la Iglesia del jazz, Kind of Blue es como una reliquia sagrada.” (Ashley Kahn)

Se acerca el aniversario de Kind of Blue. Tras la entrada dedicada al pianista Bill Evans, nos detenemos ahora en John Coltrane y en su participación en este memorable disco.

El 5 de junio de 1945 John Coltrane vio actuar a Charlie Parker, que desde ese momento se convirtió en su ídolo. Un año más tarde, una grabación casera del saxofonista es escuchada por Miles Davis, que literalmente “se quedó de piedra cuando oyó cómo tocaba.” Desde ese momento, Miles no le pierde la pista. En 1952 Coltrane estaba tocando en la banda de Dizzy Gillespie, cuando el trompetista decide contratarlo para un concierto en Harlem. Fue el inicio de una colaboración que acabaría siendo legendaria.

Tres años después, tras la marcha de Sonny Rollins, Miles Davis busca un saxofonista para su banda y contrata a Coltrane. El mundo del jazz recibió con escepticismo la sustitución. Bill Evans lo expresaba así:
“No creo que hubiéramos contado con la importante contribución de Coltrane sin la fe que Miles tenía en su potencial. Porque al principio muchos se preguntaban por qué Miles lo había puesto en el grupo. Era un presencia más o menos discreta en escena.”

El propio Coltrane reconocía la situación de esta manera:
“Cuando empecé a tocar con Miles en 1955, yo tenía mucho que aprender. Veía que me faltaba mucho oficio... Me avergüenzo un poco de los primeros álbumes que hice con Miles. Por qué me escogió, no lo sé. Tal vez vio algo en mi forma de tocar que esperaba que evolucionara. “

En efecto, Miles confiaba plenamente en su nuevo saxo tenor aunque lo cierto es que al principio la comunicación entre los dos genios no era del todo fluida, y Coltrane hizo un intento de abandonar la banda que Davis atajó a tiempo. El 27 de septiembre de 1955 Miles y su nuevo grupo (John Coltrane, Red Garland, Philly Joe Jones y Paul Chambers) tocan por primera vez. En los siguientes meses el “histórico” quinteto graba siete discos acogidos con fervor por la crítica.

Pero el 28 de abril de 1957 Miles (ex drogadicto) despide de la banda a Coltrane (sustituido por Sonny Rollins) por sus problemas con la heroína y el alcohol. Este hecho, además de llevarlo a colaborar con Thelonious Monk en una asociación que enriqueció su creatividad, significó una llamada de atención para el saxofonista que un mes después ya se había desenganchado, convertido al cristianismo e iniciado un nuevo camino espiritual. Así lo reconoce él en su introducción a A Love Supreme:
“Durante el año 1957 experimenté por la gracia de Dios, una especie de despertar a la espiritualidad que me iba a conducir a una vida más llena, más rica y más productiva. En esa época, en agradecimiento, le pedí humildemente que me concediera los medios y el privilegio de hacer felices a los demás a través de la música. Por su gracia me ha sido concedido.”

Mientras tanto, Miles seguía pensando en recuperar a Coltrane. “Tenía en mente la idea de ampliar el quinteto a sexteto, con Trane y Cannonball en los saxos. Podía oír la música en mi cabeza y sabía que si lograba juntarlos sería la hostia.”

Por supuesto, lo consiguió y en mayo de 1958 el sexteto estaba formado por Miles Davis, Bill Evans, John Coltrane, Cannonball Adderley, Paul Chambers y Jimmy Cobb. Esta banda (más Winton Kelly al piano en una de las piezas, Freddie Freeloader) fue la que el 2 de marzo de 1959 entró al estudio de Columbia de la calle 30 de Nueva York para afrontar la primera sesión de grabación de Kind of Blue, una de las joyas musicales del siglo XX.

John Coltrane, igual que Bill Evans, quería emprender su propia aventura musical y para ello necesitaba, como el pianista, abandonar la banda de Miles. Pronto firma un contrato en exclusiva con la compañía Atlantic Records con quien grabaría nueve discos, el primer de ellos una obra maestra de título muy significativo: Giant Steps (mayo de 1959).

En unos cinco años Trane había pasado de colaborador de dos genios del jazz (Miles Davis y Thelonius Monk) a liderar su banda, a componer su propia música y, sobre todo, a iniciar un camino creativo totalmente singular que aún no ha agotado su influencia en las nuevas generaciones de músicos no sólo de jazz.
“Busco sonidos, pero no estoy seguro de lo que busco; sólo sé que nunca antes se habrá tocado”, confesó Coltrane, consciente de la magnitud de su proyecto.


Ashley Kahn: Miles Davis y Kind of Blue, Alba Editorial, Barcelona, 2002.

Ashley Kahn: El sello que Coltrane impulsó. Impulse Records: la historia, Global Rhythm Press S. L., Barcelona, 2006.

25 de enero de 2009

Antony y la madre naturaleza

El nuevo disco de Antony & The Johnsons es The Crying Light. Tal y como Antony Hegarty ha repetido en algunas entrevistas es una obra en la que expresa su relación con el mundo y su preocupación por el medio ambiente y la naturaleza.
Antony & The Johnsons actuarán a partir del 15 de abril de 2009 en Barcelona, San Sebastián, Murcia y Madrid.

Another World es el primer single de este nuevo trabajo de Antony.

20 de enero de 2009

Obama y Auster

En el momento en que escribo Barack Obama toma posesión de su cargo de Presidente de los Estados Unidos de América. Casi todos los comentarios coinciden en usar la palabra "esperanza" y en calificar el hecho como un acontecimiento que pasará a la historia.
Paul Auster, en una entrevista concedida al diario francés Liberation, anuncia que no asistirá a la ceremonia de investidura, sino que la verá por televisión, ya que se encuentra en París.
Añade que su "entusiasmo respecto al nuevo Presidente es total... Obama respetará todas las promesas..."
Desde Microscopio del Dr. Winter queremos compartir todo el entusiasmo de Paul Auster. Ojalá nos dure mucho tiempo.

15 de enero de 2009

Morrissey: I'm Throwing My Arms Around Paris

I'm Throwing My Arms Around Paris es el primer sencillo de Years Of Refusald, el nuevo disco de Morrissey. ¿Por qué será que cuanto más escucho a Marrissey más echo de menos a The Smiths?

9 de enero de 2009

Michael Connelly: Crónicas de sucesos


Michael Connelly se licenció en periodismo en 1980. Como periodista de sucesos trabajó en Daytona Beach y Fort Lauderdale, Florida, hasta que en 1987 fue contratado por Los Angeles Times. Tras el éxito de sus primeras novelas policíacas abandonó su primera profesión para dedicarse en exclusiva a la literatura.

Crónicas de sucesos (Crime Beat: A Decade of Covering Cops and Killers) es una selección de 43 artículos periodísticos de Michael Connelly publicados originalmente en el South Florida Sun-Sentinel de Fort Lauderdale (entre 1984 y 1987) y Los Angeles Times (entre 1987 y 1992). La obra está estructurada en tres partes (Los policías, Los asesinos y Los casos).

Lo más interesante de esta obra es encontrar la semilla de la que han brotado las novelas de Michael Connelly.

En el prólogo a esta obra Connelly relata cómo surgió su relación de más de treinta años con los detectives de homicidios. Cuando tenía dieciséis años vio correr en mitad de la noche a un individuo de aspecto sospechoso. Le llamó la atención el hecho de que, sin dejar de correr, se quitó la camisa, envolvió algo con ella y la arrojó a un seto. En aquel momento, al joven Connelly le pudo la curiosidad, dio la vuelta, se acercó al seto, buscó la camisa y encontró dentro una pistola. Al regresar a casa, comunicó lo sucedido a su padre, que decidió llamar a la policía. Se había cometido un atraco y una persona había resultado tiroteada. Acudió a la comisaría para prestar declaración y para intentar identificar, sin éxito, al sospechoso.

Ése fue, según cuenta, su primer contacto con los detectives y el principio de su vocación. A partir de ese momento comenzó a leer las crónicas de sucesos en el periódico. Después, las novelas de crímenes. Especialmente, las obras de Raymond Chandler y Joseph Wambaugh. A continuación, decidió ser periodista y escribir novelas sobre detectives.

En Crónicas de sucesos podemos descubrir cómo el trabajo de reportero de Connelly le llevó a conocer policías, delincuentes, abogados, comisarías, juzgados, crímenes... Es decir, la materia prima de sus novelas.
El primer día de su trabajo en Los Angeles Times el diario publicaba la noticia del atraco de un banco a través de los túneles del alcantarillado. Fue el origen de su primera novela, El eco negro (1992).
El seguimiento de un crimen le llevó a Woodrow Wilson Drive, en las colinas de Hollywood. Decidió que en esa calle viviría Harry Bosch, el detective de ficción sobre el que había comenzado a escribir, y cuya personalidad estaba inspirada en un policía real.
De un cadáver encontrado en el maletero de un Rolls-Royce surgió Pasaje al paraíso (1995).

Además de todo lo anterior, los artículos aquí recogidos nos confirman lo que ya sabemos: la realidad es infinitamente más original que la ficción. Así lo demuestran las historias que Michael Connelly narra con estilo aséptico y fotográfico. Un ejemplo: un hombre hizo creer durante años a su esposa que era agente de la CIA para justificar sus ausencias prolongadas que aprovechó, entre otras actividades, para casarse con una segunda mujer.
Otro: un joven mata a su padre, lo entierra. Dos meses después lo desentierra para cortarle un dedo con unas tenazas y quitarle el anillo de oro.
El último: una banda de asesinos chapuceros contratados para matar a una mujer le perdonan la vida porque era muy guapa.
En conclusión, una obra que nos permite profundizar en el universo creativo de Michael Connelly. Imprescindible para sus seguidores más adictos.

7 de enero de 2009

Henning Mankell: El chino. Comentario


En El chino (Kinesen, 2008) un lejano suceso, ocurrido en Estados Unidos durante la construcción del ferrocarril, provoca una salvaje respuesta en un pequeño y olvidado pueblo del norte de Suecia. A grandes rasgos, se trata de una estructura semejante a la de otras novelas de Henning Mankell: La quinta mujer o La leona blanca, por ejemplo.

Nos falta, por supuesto, el entrañable y melandólico inspector Wallander, de momento jubilado por su autor. En su lugar, corresponde a la jueza Birgitta Roslin aclarar los enigmas de un asesinato múltiple que desconcierta a la policía.

La protagonista conserva el característico toque humano de los personajes de Mankell: duda, enferma, tiene miedo, se deprime, sufre crisis personales o familares, se agobia por el trabajo... Además de aportar su punto de vista femenino, como casi todas las mujeres de Mankell, Birgitta Roslin es más firme e integra que los hombres que la rodean.


El deseo de venganza es el tema central de El chino. Un deseo de venganza ciego y heredado que recorre ciento cincuenta años y cuatro continentes hasta desatarse con violencia contra personas inocentes. Un tema que, nos recuerda Mankell, ha sido en múltiples ocasiones el combustible de la historia humana, un "leitmotiv a lo largo de la historia."


El chino no es la tópica novela de crímenes y perspicaces sabuesos. Además de las habituales referencias internas suecas: la conmoción que supuso el asesinato de Olof Palme, la pérdida y añoranza del estado del bienestar, la nueva realidad social y multicultural del país... encontramos una reflexión crítica, solidaria ("la solidaridad es el eje de mi acción", según el autor) y ética sobre nuestro planeta globalizado.

"El mundo es peor que antes...", afirma la protagonista, y ésa parece ser la tesis de Henning Mankell. Los antiguos ideales de la izquierda europea que pretendían cambiar el mundo duermen ahora en el baúl de los sueños rotos. En nuestros días no sólo persiste la violencia, o se siguen despreciando los derechos humanos (en China, pero también en Estados Unidos y en Rusia), sino que además el capitalismo salvaje provoca nuevas formas de colonialismo y una mayor desigualdad entre los humanos.

Interesante novela a la que sólo cabe hacer una pequeña crítica. Las reiteradas alusiones históricas a la revolución maoísta y a la actual lucha de poder dentro del Partido Comunista Chino hacen que el ritmo de la narración se resienta en más de un momento.
Comentario sobre Zapatos italianos.
Comentario sobre Profundidades.