30 de diciembre de 2007

Por la familia cristiana y por la no cristiana

Dentro de unas horas distintas asociaciones católicas, convocadas por la Archidiócesis de Madrid, se concentrarán bajo el lema "Por la familia cristiana".
Microscopio del Dr. Winter espera ingenuamente que algunos de los representantes de esas asociaciones tan combativas alcen sus bien templadas voces contra el peligro hacia las familias cristianas (y no cristianas) que suponen las declaraciones del Obispo de Tenerife sobre el abuso a menores. Me temo, no obstante, que sobre este asunto los activistas religiosos seguirán la consigna tácita (¿?) de la Conferencia Episcopal: silencio absoluto.
Recordemos las palabras de Bernardo Álvarez:
-La diferencia entre una relación homosexual y un abuso está clara.
-Por supuesto. Pero, ¿por qué el abusador de menores es enfermo?
-Para empezar, un abuso es una relación no consentida.
-Puede haber menores que sí lo consientan y, de hecho, los hay. Hay adolescentes de 13 años que son menores y están perfectamente de acuerdo y, además, deseándolo. Incluso si te descuidas te provocan. Esto de la sexualidad es algo más complejo de lo que parece.
Me permito destacar, por último, la opinión del Secretario General de la Asociación de Teólogos Juan XXIII, Juan José Tamayo:
"Con declaraciones como ésta no extraña el descrédito que la Iglesia católica tiene entre los adolescentes y los jóvenes, que huyen de ella como de la peste".
Y entre los no tan jóvenes, añado.

15 de diciembre de 2007

Billie Holiday y Lester Young


El 8 de diciembre de 1957 tuvo lugar uno de los más memorables y emotivos acontecimientos musicales del siglo XX. Ese día se produce una irrepetible conjunción de astros cuando se graba The Sound of Jazz en los estudios de la CBS.

Billie Holiday canta Fine and Mellow, un blues escrito por ella, acompañada ni más ni menos que por Lester Young, Coleman Hawkins y Ben Webster (saxos tenor); Gerry Mulligan (saxo baritono); Roy Eldridge y Doc Cheatham (trompetas); Vic Dickenson (trombón); Mal Waldron (piano); Milt Hinton (contrabajo); Danny Barker (guitarra) y Jo Jones (batería)

Tras la presentación de Robert Herridge, Roy Eldridge marca el compás y los músicos introducen el tema. A Billie se le ve deteriorada y quizá bajo los efectos de la droga cuando canta My man he don't love me he treats me oh so mean / He's the meanest man that I've ever see. A continuación, escuchamos el saxo de Coleman Hawkins. Después se produce el momento más sobrecogedor.

Vemos cómo un enfermo Lester Young se levanta con dificultad del asiento para interpretar su solo con infinita delicadeza y melancolía. Billie tiene la mirada perdida. Emocionada, sigue con la cabeza las notas del saxo de Young que seguramente toca en exclusiva para ella. Llevan años sin hablarse, durante los ensayos ni se han mirado. Quizá esté recordando los viejos tiempos en que eran grandes amigos. Cuando ella, como ya existía un Duque (Duke Ellington) y un conde (Count Basie), lo llamaba "Prez" (Presidente). Los viejos tiempos en que Lester Young, con cariño, la llamaba "Lady Day". Quizá los dos saben que es la despedida.

Menos de dos años después de esta grabación, el 15 de marzo de 1959, consumido por el alcohol, moriría Lester Young. No tenía ni cincuenta años. Su muerte conmoció a Billie que afirmó: “Yo seré la próxima.” Acertó.

Durante sus últimos meses de vida Billie vivió sola, con la única compañía de su perro. Debido a una estafa que había sufrido sólo poseía 70 céntimos en el banco y unos 700 dólares en efectivo. El 30 de mayo de 1959 es hospitalizada debido a problemas de hígado y corazón. Acusada de posesión de drogas, fue arrestada en el hospital. Murió de cirrosis hepática el 17 de julio. Según se puede leer, en el momento de su muerte permanecía esposada. Tenía 44 años.



10 de diciembre de 2007

El moderno Cerbero

Paul Auster, amado y odiado


Entrevista en El País de Borja Hermoso (como Carlos Boyero ha abandonado El Mundo) a Paul Auster. El novelista y director de cine ocasional responde sobre todo preguntas relacionadas con su última película, La vida interior de Martin Frost, no muy bien recibida por los críticos.


Además, hay algunas reflexiones interesantes sobre su obra literaria. Selecciono un ejemplo.


Pregunta: Siempre habla usted de su cine como algo que o bien se ama o bien se odia. ¿Por qué hay que ser tan radicales, es que no hay término medio?


Respuesta: Bueno, eso es algo que también sucede con mis libros, se aman o se odian... y la verdad es que ya estoy acostumbrado. Es una manera dolorosa de vivir, pero es la historia de mi vida (risas).


Nota final: En Microscopio del Dr. Winter se ama a Paul Auster.

7 de diciembre de 2007

Micah P. Hinson: She don't own me

De su disco And the opera circuit (2006)

No pirategeu

iCat fm es una emisora catalana de música por Internet ejemplar en muchos sentidos. Sigo con fidelidad de discípulo el programa Delicatessen, creación de Albert Puig, con el que comparto debilidades (Micah P. Hinson, por ejemplo) y que me ha descubierto no pocos músicos sugerentes.
Pues bien, Albert Puig tiene un blog que también frecuento. El día 13 de noviembre publicó una conmovedora (¿por su simplicidad?, ¿por su ingenuidad?, ¿por su maniqueísmo cultural? ¿por su activismo patriótico?) entrada titulada No pirategeu discos d'artistes catalans!

Te recomiendo que escuches a Albert Puig, y haz caso: configura tu emule para descargarte música de todos los rincones del planeta, excepto de Cataluña, ¿eh?

2 de diciembre de 2007

The Lincoln Lawyer

Michael Connelly, creador de Harry Bosch, el Philiph Marlowe de nuestros inciertos tiempos amenazados por el cambio climático, es considerado por unanimidad uno de los mejores autores estadounidenses actuales de novela negra. En mi opinión, el mejor: varios cuerpos por delante del excesivo James Ellroy (magnífica L.A. Confidential) o del irregular Dennis Lehane (magistral Mystic River, infumable Shutter Island). El propio Connelly se reconoce seguidor del maestro Raymond Chandler, lo que de entrada es una garantía. Vamos, que ha seguido el sabio consejo “arrímate a los buenos, y serás uno de ellos” del Lazarillo de Tormes.

Pues bien, después de la habitual demora de un par de años se ha publicado en nuestra piel de toro una nueva novela de Connelly. El título original es The Lincoln Lawyer (2005). Aquí se publica como El inocente.


Antes de seguir avanzando, dos comentarios previos. En primer lugar, no entiendo por qué Ediciones B nos castiga a los seguidores de Connelly con su pereza editora y tenemos que esperar varios años para leer traducidas sus novelas. Echo Park (2006) se publicará en español en marzo de 2008. Antes aparecerá en checo, sueco o búlgaro (y eso que somos una gran potencia editorial por aquello del mercado sudamericano). Para The Overlook (2007) no hay ni fecha prevista. ¿Qué hacemos los adictos para aliviar la desasosegada espera? Buscarnos la vida y comprarlas en países más civilizados. Así que yo ya las he leído sin tener que esperar meses. Ya os comentaré otro día.

Segunda cuestión previa: la caprichosa traducción del título. Coincidencia: El inocente de Mario Lacruz fue una novela española precursora del género negro publicada en 1953. A la editorial le parece un título más vendedor que El abogado del Lincoln, más fiel al original. En mi opinión, ya se ha adulterado de entrada el sentido de la obra.

El escenario de la novela: Los Ángeles, metáfora de nuestro mundo, donde en un solo año se producen 140.000 detenciones por delitos graves y 50.000 por faltas relacionadas con drogas y delitos sexuales; pero esta vez el protagonista no es el detective Harry Bosch, sino Michael Haller, un abogado que nunca pisa su bufete, que, conducido por su chófer, se desplaza de juzgado en juzgado en uno de sus varios Lincoln Town Car (la limusina de la foto), y que antes de preguntar a sus clientes por los delitos imputados les anuncia sus pingües honorarios.
No voy a desvelarte nada del argumento, que cuenta entre sus mejores ingredientes con una variada y bien sazonada presencia de camellos, prostitutas, violadores, psicópatas, estafadores, vividores... Junto a ellos, los inevitables policías, abogados, fiscales, jueces... muchos de ellos corruptos. Uno de los delicuentes le replica a Haller: “Joder, tendría que haber ido a la facultad de Derecho. Tú eres un estafador como yo.” En medio de toda esta fauna la inesperada presencia de un inocente (“algo tan raro como un verdadero milagro”) produce una reacción en cadena que golpea en pleno rostro al abogado y desencadena nuevas tragedias.

Aprovecho la ocasión para presentarte mi sitio web sobre Harry Bosch, donde podrás leer que Harry Bosch y Michael Haller son hermanos de padre (un famoso abogado); aunque sólo hayan coincidido en una ocasión. Tengo la intuición de que los encontraremos juntos en alguna próxima novela.

Werner Bischof

Para conjurar el mal gusto de las portadas casposas...

Werner Bischof: Tokio. Patio del templo Meiji