7 de febrero de 2011

Henning Mankell: TEA-BAG

El protagonista de Tea-Bag es Jesper Humlin, prestigioso poeta sueco de vida superficial que vive más preocupado por el valor en bolsa de sus acciones o por su bronceado que por el fracaso de sus relaciones personales o por la realidad social que le rodea.

La peripecia en su confortable vida tiene lugar cuando en una lectura poética, Tea-Bag, una chica de piel oscura le pregunta si alguna vez ha escrito algo sobre alguien como ella. Humlin no sabe qué contestarle. Nunca ha escrito ni un solo verso sobre personas que tienen que abandonar sus países buscando unas mínimas condiciones de dignidad. En realidad, incluso ha ignorado que existan hasta ese mismo día.

La joven que pone en aprietos al poeta es Tea-Bag. Como tantos otros africanos llegada a Europa en patera. En un campo de atención a los refugiados en España, un funcionario le pregunta su nombre mientras se prepara un té. Ella mira la bebida. "Tea-Bag", se le ocurre contestarle en ese momento. Será su nuevo nombre europeo. Un nombre impersonal que oculta una identidad marcada por la explotación y los abusos.

Curiosamente lo único que une a personajes tan distintos es el miedo. El miedo de Humlin procede de ser una persona sin pasiones ni carácter. El de Tea-Bag es un miedo arraigado en lo más profundo de su ser, el miedo de una emigrante sin papeles que huye de la explotación y los abusos para ser víctima de nuevas formas de humillación en la sociedad occidental más próspera.

Uno de los detales más comentados de Tea-Bag es la ironía de Mankell sobre la novela policíaca. Cierto día el poeta acude a la editorial para entrevistarse con su editor, que le pide la redacción de una novela policiaca: la poesía no vende. Humlin se niega, considera absurdo y aburrido el género. “No me interesa leer algo que sólo trata de que se adivine erróneamente quién es el asesino.”

Este guiño irónico de Mankell (hasta la madre del poeta, de 87 años, está escribiendo una en los ratos libres que le deja su floreciente empresa de sexo telefónico) alcanza, en realidad, al funcionamiento de todo un negocio editorial basado en presupuestos meramente mercantilistas.

Alguien, que evidentemente no ha leído esta novela, ha escrito que Mankell, tras retirar a su inspector Wallander, reniega del género policiaco. En realidad, esta es una novela escrita en 2001, pero que nos llega con nueve años de retraso. Es anterior por tanto a El hombre inquieto (2009), la despedida de su principal personaje.

A pesar de las diferencias estructurales, en Tea-Bag encontramos una tesis recurrente en las novelas de Wallander. Tea-Bag ve en la televisión una película sueca de los años 50. Jesper Humlin piensa que está mirando una película sobre una especie extinta. Una Suecia que ya no existe por mucho que se empeñen los nostálgicos.

En conjunto, se trata de una novela solidaria, cargada de buenas intenciones, en la que Mankell muestra su compromiso con las mujeres (doblemente marginadas) del tercer mundo. Desgraciadamente, la irreprochable denuncia del autor no consigue una buena calificación literaria.

Henning Mankell: Tea-Bag, Tusquets Editores, Colección Andanzas, octubre de 2010.