6 de diciembre de 2011

El topo, serie de la BBC

La reciente película de Tomas Alfredson nos ha hecho recordar la estupenda serie de televisión El topo, nombre con el que conocimos en España Tinker, Tailor, Soldier, Spy, la adaptación de la novela de John Le Carré que en 1979 realizó la BBC.
A pesar de algún cambio en la localizaciones geográficas y en la cronología, la serie destaca por su fidelidad a la obra original (hay diálogos que se respetan textualmente), pero sin duda el mayor acierto radica en la extraordinaria interpretación de Alec Guinness en su papel protagonista. Se dice que John Le Carré quedó tan impresionado por el trabajo del actor que incluso modificó alguno de los rasgos de su célebre personaje para la novela La gente de Smiley.

Seguro que Gary Oldman, Smiley en la nueva película, nos hace elogiar aun más la interpretación de Alec Guinness.

Episodio 1. De vuelta al Circus. 

Tras un breve prólogo que junta a Alleline, Hydon, Bland y Esterhase en los momentos previos a una reunión de trabajo, el episodio comienza con los preparativos de la Operación Testimonio. Control recibe en secreto a Jim Prideaux para encargarle una misión en Checoslovaquia. Allí un general le revelará la identidad de Gerald, el topo que Moscú ha infiltrado en los servicios de inteligencia británicos. Control pone nombre en clave a los sospechosos. Percy Alleline es Calderero; Bill Haydon, Sastre; Roy Bland, Soldado; Toby Esterhase, Pobre; George Smiley, Mendigo.

Una vez en Checoslovaquia, Jim Prideaux cae en una trampa y la Operación Testimonio acaba en un total fracaso.

Tras un salto temporal Peter Guillam visita a George Smiley, obligado a retirarse tras el fiasco de Testimonio y la muerte de Control, para que lo acompañe a casa de Oliver Lacon, asesor superior de información y espionaje. Allí Ricki Tarr tiene algo importante que contarles.

Episodio 2. Tarr cuenta su historia.
En el caserón de Lacon, Ricki Tarr, un agente a las órdenes de Guillam, cuenta su historia a Smiley. Meses antes, en una misión en Lisboa (en la novela, en Hong Kong) Tarr recibió el encargo de espiar a un supuesto agente ruso. Casualmente conoció a Irina, su esposa y también agente soviética, con la que acaba teniendo una relación. Irina relata a Tarr cómo en Moscú se enamoró de un conductor de la embajada rusa en Londres que le habló sobre la mayor operación de Karla: un alto funcionario de los servicios secretos británicos trabaja para él. Irina pide protección de Londres a cambio de su secreto, pero sus contactos con Tarr son descubiertos y es eliminada.
Tras escuchar la historia de Tarr, Lacon plantea a George Smiley la pregunta esencial: ¿quién espía a los espías? Tras ello, le pide que deje su retiro, limpie los establos y averigüe la identidad de Gerald, el topo de Karla.

Episodio 3. Smiley sigue la pista al topo.

Smiley instala en el discreto Hotel Islay su centro de operaciones. Envía a Guillam a “robar” documentos del Circus mientras él visita en Oxford a Connie Sachs, ex directora de investigación, que a pesar de estar también retirada conserva su prodigiosa memoria. Según Connei, Aleksey Aleksandrovich Polyakov, agregado cultural de la embajada soviética en Londres, es el probable contacto del  topo inglés.

Episodio 4. ¿Cómo encaja todo?
Guillam continúa su búsqueda de información sobre la operación Testimonio en el Circus. Allí es interrogado por Alleline, pero lo más interesante del episodio es el relato de Smiley sobre cómo había conocido años antes a Karla, arrestado en una cárcel de Delhi. 

Un sudoroso Smiley ofrece a Karla, que había caído en desgracia y cuya vida peligraba si volvía a Moscú, acogida en occidente. En la entrevista Karla sin pronunciar una sola palabra rechaza la oferta y se queda con el encendedor de George Smiley, regalo de Anna. El encendedor se convierte en un símbolo recurrente de la lucha entre ambos.


Episodio 5. Calderero, Sastre.
Smiley se entrevista con Sam Collins, oficial de guardia en el Circus la noche en que Jim Prideaux fue tiroteado durante el desarrollo de la operación Testimonio. A continuación, visita al propio Prideaux en la escuela donde trabaja para que le cuente su versión de lo sucedido.

Episodio 6. Smiley tiende una trampa. 
Toby Esterhase es el primero de los sospechosos entrevistado por Smiley. Esterhase confiesa la dirección donde se celebran las entrevistas con Polyakov. En 5 Lock Gardens, en Camden Town, Smiley tenderá la trampa para desenmascarar al topo. Provocará una falsa situación de alarma para que el topo Gerald solicite una reunión de urgencia con Polyakov en la casa.

Episodio 7. Haciendo salir al topo.
A la casa de reuniones secretas de Camden Town acuden Polyakov y Gerald. El topo ha caído en la trampa de Smiley, pero Jim Prideaux no ha olvidado su venganza.

Dirección: John Irvin
Guon: Arthur Hopcraft
Música: Geoffrey Burgon
Intérpretes: Alec Guinness, Patrick Stewart, Sian Philips, Ian Richardson, Bernard Hepton, Hywel Bennett, Beryl Reid

22 de noviembre de 2011

John Le Carré: El topo (Calderero, Sastre, Soldado, Espía)

Una reciente adaptación cinematográfica nos ha devuelto a la memoria El topo (Tinker, Tailor, Soldier, Spy), la excelente novela de John Le Carré publicada en 1974.
David John Moore Cornwell (1931), más conocido como John Le Carré, se especializó en una primera etapa como autor de novelas de espionaje. El amante ingenuo y sentimental, La chica del tambor, Un espía perfecto, La Casa Rusia... son algunos de sus títulos más famosos, aunque ninguno de ellos alcance la maestría de El topo.
En El topo, George Smiley, obligado a retirarse tras el fracaso de la Operación Testimonio en la que el agente Jim Prideux resultó tiroteado en Checoslovaquia, es llamado por Oliver Lacon "para limpiar la cuadra." Dicho de otro modo, para que averigüe quién es "Gerald", el responsable de los servicios secretos británicos que trabaja al servicio de Karla, el jefe del contraespionaje ruso.
El fallecido Control, el anterior jefe del Circus, había puesto nombre en clave a los agentes sospechosos. Percy Alleline es Tinker, Bill Haydon es Tailor, Roy Bland, Soldier y Toby Esterhase, Poorman. George Smiley, acompañado por el fiel Peter Guillam será el encargado de tender la trampa en la que caerá el topo.
El caso Philby (apellido del agente del servicio inglés que durante 30 años trabajó para la KGB) fue el punto de partida histórico de Le Carré para tejer la trama de esta novela.
Más allá de la apasionante trama, perfectamente ajustada, en El topo destaca la figura de su protagonista. George Smiley es el entrañable agente "gordo, engañado en el amor e impotente para el odio", el más raro de los tipos raros, el paciente Job que sufre las incontables infidelidades de su esposa Ann ("la únida ilusión de un hombre sin ilusiones"), el elegido a su pesar para disputar la insidiosa partida de ajedrez de la guerra fría contra Karla, su tenaz enemigo ruso.

Magnífica.

15 de agosto de 2011

1Q84


1Q84 se compone de tres libros y más de 1000 páginas. Tusquets Editores ha publicado los dos primeros libros en la edición española. Para enero de 2012 se anuncia la tercera parte.
Haruki Murakami nos ha dado pistas para entender esta ambiciosa novela. De entrada, como resulta evidente, el título remite directamente a 1984, la famosa ficción futurista de George Orwell. Ya conocemos todos algo de fonética japonesa: el número 9 y la letra q se pronuncian igual. Por otro lado, el papel de Gran Hermano se concreta aquí en el integrismo de siniestras y violentas sectas religiosas que aluden directamente a la secta Aum responsable del ataque con gas sarín en el metro de Tokio en 1995.En cuanto a su estructura, el autor ha dado a conocer que la novela sigue la forma de El clave bien temperado de Bach, obra en la que cada libro tiene 24 partes.
En cada uno de los 24 capítulos de cada una de las partes se alternan narradas en 3ª persona las historias de los protagonistas: Aomame (monitora de artes marciales y asesina por encargado de hombres maltratadores) y Tengo Kawana (profesor de matemáticas en una academia y aspirante a escritor). Ambos habían coincidido brevemente en el colegio cuando tenían diez años. En 1984, unos veinte años después, están a punto de volver a encontrarse en un mundo paralelo de dos lunas que discurre en 1Q84. O, en realidad, “no se trata de que ambos se desarrollen de forma paralela. El año 1984 ya no existe... Ahora mismo solo existe 1Q84.”
La novela contiene las constantes habituales de Murakami. Una prosa ágil y fácil, personajes solitarios con un pasado atormentado a sus espaldas, múltiples referencias musicales y literarias... Además, como en las películas de David Lynch, oculto tras la realidad cotidiana, un mundo ominoso, extraño y amenazante que nos vigila, pero que apenas llegamos a comprender. Es en este punto donde 1Q84 se puebla de elementos esotéricos: la crisálida del aire, la Little People, la mother, la daughter, perceivers, receivers, el pueblo de los gatos... Y es precisamente aquí donde el edificio narrativo se tambalea, se hace repetitivo y pierde interés. Algo totalmente inesperado porque Murakami nos tiene acostumbrados a resolver con maestría el reto que supone la complejidad de su universo literario. Como señalé a propósito de After Dark, tampoco encontramos en 1Q84 el lirismo de Sputnik, mi amor, ni la arriesgada magia de Kafka en la orilla, ni la profundidad de Crónica del pájaro que da cuerda al mundo, ni la redonda construcción de Tokio Blues.
Personalmente opino que en 1Q84, pese a sus indudables aciertos, pese a su impresionante éxito popular, el método Murakami no acaba de funcionar.

Haruki Murakami: 1Q84 (Libros 1 y 2), Tusquets Editores, 2011.

19 de julio de 2011

Contra Power Point

Rescato una noticia que me temo ha pasado desapercibida. Se ha creado en Suiza el Partido Anti-Power Point. Se trata de un partido, con voluntad de convertirse en movimiento mundial, que clama contra el conocido programa que genera una aburridas y poco inteligentes diapositivas que luego el conferenciante lee como si los asistentes no supieran hacerlo.

El asunto no es nuevo. Diversas voces universitarias se habían manifestado en contra del programa y Franck Frommer, un periodista francés, ha publicado El pensamiento PowerPoint: indagación sobre este programa que te vuelve estúpido.

Ya nos había advertido Umberto Eco hace muchos tiempo en su clásico Apocalípticos e integrados (1965) que el problema no son los medios, sino el uso que se hace de ellos. Recordamos la lección, pero lo cierto es que me reconozco como uno de los que piensan que Power Point es un programa que favorece el adocenamiento intelectual.

A  propósito de la mediocridad intelectual y de Umberto Eco, he leído hace un par de días que el autor italiano publicará una versión ligera, más fácil de entender, de su tan famosa como poco leída El nombre de la rosa. Malos tiempos para la inteligencia.

Pues nada, que ¿dónde hay que apuntarse al Partido Anti-Power Point? Quien lo averigüe que me avise.

29 de mayo de 2011

Thomas Pynchon: Vicio propio


Recordemos, para calibrar su importancia, que Thomas Pynchon (1937) es un novelista estadounidense que, aun estando vivo, aparece en los manuales de literatura universal y cuya obra se estudia en las universidades. Hasta la fecha es autor de siete novelas cuya dificultad formal se equipara a la de la prosa de James Joyce. Una de ellas, El arco iris de la gravedad (1973), es considerada por la crítica como una de las mejores novelas norteamericanas del siglo XX. A pesar de ello, fue rechazada para el Premio Pulitzer por "ilegible, sobreescrita y obscena." Cuando esa obra obtuvo el National Book Award, envió a recoger el premio a un payaso. Y es que su fobia a los medios de comunicación, a la promoción editorial y a los devaneos de la fama es similar a la de J. D. Salinger. No se conocen imágenes suyas desde hace décadas, y en sus libros, en vez de fotografía, aparece un rectángulo en blanco tachado por un aspa.

Para sorpresa de sus seguidores y de la crítica, Vicio propio (Inherent Vice, 2009), su última novela, adopta las estructuras de la novela negra; pero que nadie espere un relado estándar de detectives, policías y malhechores porque más bien parece que Pynchon pretenda dinamitar el género o, al menos, desteñirlo con su prolongada y ácida ironía.

La acción transcurre en Los Angeles de la psicodelia de finales de los años 60. Doc Sportello, el protagonista, es un detective hippy propietario y único empleado de la agencia LSD INVESTIGATIONS. Acostumbrado a partirse “el culo por tipos que, si alguna vez llegaban a pagarle algo, sería media onza de maría o puede que una breve sonrisa, tan prolongada como verdadera.”

Tras un año sin verla, recibe la visita de Shasta, su anterior novia, que le pide que busque a su desaparecido amante, millonario promotor inmobiliario. Fumando canuto tras canuto, intentando no perder el buen karma, acompañado por sus alucinados colegas, preguntando por aquí y por allá a una larga serie de personajes más o menos colgados, tocando las narices a los inevitables agentes del LAPD y del FBI, Doc inicia una investigación laberíntica con una decena de ramificaciones y con la permanente sensación de estar “haciendo el gilipollas”.

Vicio propio es una magistral recreación de la California hippy del haz el amor y no la guerra, de la época del gobernador Ronald Reagan, del presidente Nixon, de la guerra de Vietnam, de los asesinatos de Charles Manson, de la música surf...

Una novela sorprendente de magnífica prosa que tan pronto provoca la carcajada como el desconcierto, exigente con el lector, al que obliga a un esfuerzo mantenido por no perder la coherencia de la narración.

Thomas Pynchon: Vicio propio, Tusquets Editores, 2011.

3 de mayo de 2011

Tokio Blues (Norwegian wood)


En el inicio de la novela, mientras el avión desciende para aterrizar en el aeropuerto de Hamburgo, suena una versión de Norwegian Wood de los Beatles que conmociona a Toru Watanabe, el protagonista. Su memoria retrocede dieciocho años hasta recordar con nitidez un verde prado en el que paseaba con Naoko, para recobrar sentimientos que pensaba jamás volverían.

El ejercicio de recuperación del tiempo perdido que es Tokio Blues (Norwegian Wood) se difumina en la versión cinematográfica, centrada en el final de la adolescencia de los protagonistas. A pesar de esta importante diferencia estructural la película es fiel al espíritu de la novela y a su galería de personajes solitarios.

Veinticuatro años después de su publicación, y tras haberse negado una y otra vez, Haruki Murakami ha aceptado por fin que su novela sea adaptada al cine, e incluso ha colaborado en el guion. Quien ha conseguido realizar el proyecto, con indudable acierto, es el director franco-vietnamita Tran Anh Hung (El olor de la papaya verde, Cyclo, Pleno verano). El resultado es un película excelente, de dolorosa belleza, empapada de trágica melancolía, destinada a espíritus sensibles.

Especial mención merece la fotografía. Dominan los primerísimos planos que penetran en el alma de los protagonistas o las secuencias que reflejan una naturaleza que participa de las emociones de los personajes y que reproducen de manera sorprendentemente fiel las imágenes imaginadas al leer la novela. 

En cuanto a la banda sonora, destacan las composiciones de Jonny Greenwood, guitarrista de Radiohead, o los temas del rescatado grupo alemán Can.

Muy recomendable.


Título: Tokio Blues (Norwegian Wood)
Título original: Noruwei no mori
Dirección: Anh Hung Tran
País: Japón
Año: 2010
Fecha de estreno: 29/04/2011
Duración: 100 min.
Género: Drama, Romance
Reparto: Rinko Kikuchi, Ken'ichi Matsuyama, Kiko Mizuhara, Kengo Kora, Tetsuji Tamayama, Reika Kirishima, Eriko Hatsune
Guión: Anh Hung Tran
Web: www.norway-mori.com
Distribuidora: Vertigo Films
Productora: Toho Company, Fuji Television Network, Asmik Ace Entertainment


Jeff Buckley: Grace

1 de mayo de 2011

Philip Roth: Némesis


Tras las encontradas opiniones que suscitó La humillación (2009), la anterior novela de Philip Roth, Némesis (2010) ha sido recibida con muy elogiosas críticas y también, cómo no, alguna disidencia.

En Némesis la peste asola la ciudad; pero la acción no transcurre en Tebas, sino en Newark (Nueva Jersey) durante el sofocante verano de 1944. Una epidemia de poliomielitis se está cebando con los niños. El número de fallecidos crece alarmantemente y el pánico se extiende entre la población. Y con el miedo afloran los prejuicios, el odio y la ignorancia, ¿no es en definitiva todo lo mismo? Los transmisores de la enfermedad, se dice, son los judíos, o los italianos, o los helados, o el correo, o el dinero, o la leche, o las granjas de cerdos, o un disminuido mental que no se lava las manos. 

El héroe protagonista, a pesar de no haber conocido a sus padres y de, ironía, sus problemas de visión, poco tiene en común con Edipo. Se trata de Eugene Bucky Cantor, profesor de educación física que dirige una centro de verano para niños judíos. Joven frustrado y avergonzado por haber sido declarado no apto al día siguiente del ataque japonés a Pearl Harbor debido a su miopía cuando pretendió alistarse como soldado para defender a su país en la guerra. 

Dista mucho Bucky Cantor del héroe trágico clásico, a pesar de su corrección y de su admirable entrega como defensor en contra de la epidemia de los mejores niños del mundo (el inevitable patriotismo estadounidense). Entonces, ¿por qué sufre la némesis de los dioses? ¿En qué consiste su desmesura (la hybris de la tragedia griega)? ¿Quizá porque su cólera va dirigida “contra Dios, que creó los virus” y que se complace en matar y en lisiar niños? Víctima del destino, no acierta a comprender Cantor lo que ocurre porque en realidad no hay dioses, nos viene a decir Roth, como tampoco hay héroes. 
“Unas veces tienes suerte y otras no. Toda biografía está sujeta al azar y, empezando por la misma idea, el azar –la tiranía de la contingencia- lo es todo... El señor Cantor se refería al azar cuando censuraba aquello que él llamaba Dios.” (p.182)

En su desasosegante reflexión existencial sobre la enfermedad y la muerte se acerca Némesis a algunas de las más cercanas novelas de Roth (Elegía, El animal moribundo). Formalmente, avanza la narración de forma lineal y precisa hasta un brillante quiebro en la voz narrativa, recurso habitual en la prosa de Roth, que nos remite directamente a sus mejores novelas (Me casé con un comunista, La mancha humana o Sale el espectro).

Muy recomendable.

PHILIP ROTH: Némesis, Mondadori, Barcelona, 2011.

River Man

Nick Drake publicó en 1969 Five Leaves Left (Island Records). El disco incluía River Man, una auténtica maravilla.     




Está es la versión de River Man de Brad Mehldau, pieza habitual en sus conciertos. Brad Mehldau (piano) está acompañado por Larry Grenadier (contrabajo) y Jeff Ballard (batería).

23 de abril de 2011

Brad Mehldau: Live in Marciac

Live in Marciac es la última joya publicada por Brad Mehldau. Se trata de un doble CD y DVD (el primero de su carrera) que registra la actuación del pianista en el Marciac Jazz Festival (Francia) del año 2006.

La lista de temas incluye, como es habitual, composiciones del propio Mehldau con versiones de estándars y canciones pop.

01. Storm (Mehldau)
02. It’s All Right with Me (Cole Porter)
03. Secret Love (Fain/Webster)
04. Unrequited (Mehldau)
05. Resignation (Mehldau)
06. Trailer Park Ghost (Mehldau)
07. Goodbye Storyteller (for Fred Myrow) (Mehldau)
08. Exit Music (for a Film) (Radiohead)
09. Things Behind the Sun (Nick Drake)
10. Lithium (Kurt Cobain)
11. Lilac Wine (James Alan Shelton)
12. Martha My Dear (Lennon/McCartney)
13. My Favorite Things (Rodgers/Hammerstein)
14. Dat Dere (Bobby Timmons) (CD only
)


22 de abril de 2011

Ricardo Piglia: Blanco nocturno

El escritor argentino Ricardo Piglia (1940) ha obtenido recientemente el prestigioso Premio Nacional de narrativa 2010 con Blanco Nocturno. Se trata de la cuarta novela de este autor que es, además, profesor de literatura en la Universidad de Princenton. 

Blanco nocturno contiene los ingredientes clásicos del género negro. Un forastero asesinado, un pueblo blindado en sus secretos, bellas mujeres amorales, un policía intuitivo que desoye los dictados de sus superiores, un fiscal que se apresura a cerrar el caso con una falsa acusación, un periodista que no se conforma con la versión oficial, y el dinero como combustible de la trama. 

En concreto, Tony Duran, mulato puertorriqueño, aventurero y jugador profesional, es asesinado en una habitación de hotel de “un pueblo de mierda” de la provincia de Buenos Aires. Desde los casinos de Atlantic City el exótico forastero había seguido a Ada y Sofía Belladona, hermanas gemelas, hijas del hombre más poderoso de la comarca, para escandalizar durante meses a los lugareños con un ménage à trois indisimulado y con una sospechosa relación de amistad con el japonés Yoshio, conserje de noche del hotel. A pesar de que el comisario Croce descubre que se trata de un asesinato por encargo con un móvil económico, el fiscal Cueto impone su tesis de que ha sido “una pelea de maricas” y aprovecha la ocasión para cesar al policía. El periodista y aspirante a escritor Emilio Renzi (habitual en las novelas de Piglia) es enviado al pueblo para cubrir la noticia. Compartiendo cama con Sofía Belladona se adentra en la historia de la familia y conoce a Luca Belladona, alucinado inventor inspirado en un primo del autor, que resulta ser la pieza clave de todo el asunto.

A pesar de todo ello, reducir Blanco nocturno a una simple novela de género sería miope. Hay en la torrencial narración huellas de Raymond Chandler y Dashiell Hammett como también hay raíces que se nutren tanto de la narrativa norteamericana del siglo XX (Faulkner, Scott Fittzgerald...) como de la sudamericana (Roberto Arlt, Onetti, García Márquez...)

Como buen prestidigitador agita Piglia en su chistera muy diversos elementos para atrapar al lector con un inquietante juego de falsas apariencias, gemelas idénticas y protagonistas alternantes (Duran, Croce, Renzi, Luca Belladona) que pretende provocar más dudas que certidumbres. Desde la parodoja del título de la novela nos advierte el autor sobre una realidad que nos habla de forma confusa y que los prejuicios nos impiden entender. El enajenado comisario Croce, clarividente en su locura y a quien nadie quiere escuchar, lo ilustra con la imagen del pato-conejo de la página 142. “Las cosas que parecen lo mismo son en realidad diferentes.” Descubrir la esencia es, nos dice, “ver de otro modo lo que nadie ha percibido.”

RICARDO PIGLIA: Blanco nocturno, Editorial Anagrama, Barcelona, 2010

7 de febrero de 2011

Henning Mankell: TEA-BAG

El protagonista de Tea-Bag es Jesper Humlin, prestigioso poeta sueco de vida superficial que vive más preocupado por el valor en bolsa de sus acciones o por su bronceado que por el fracaso de sus relaciones personales o por la realidad social que le rodea.

La peripecia en su confortable vida tiene lugar cuando en una lectura poética, Tea-Bag, una chica de piel oscura le pregunta si alguna vez ha escrito algo sobre alguien como ella. Humlin no sabe qué contestarle. Nunca ha escrito ni un solo verso sobre personas que tienen que abandonar sus países buscando unas mínimas condiciones de dignidad. En realidad, incluso ha ignorado que existan hasta ese mismo día.

La joven que pone en aprietos al poeta es Tea-Bag. Como tantos otros africanos llegada a Europa en patera. En un campo de atención a los refugiados en España, un funcionario le pregunta su nombre mientras se prepara un té. Ella mira la bebida. "Tea-Bag", se le ocurre contestarle en ese momento. Será su nuevo nombre europeo. Un nombre impersonal que oculta una identidad marcada por la explotación y los abusos.

Curiosamente lo único que une a personajes tan distintos es el miedo. El miedo de Humlin procede de ser una persona sin pasiones ni carácter. El de Tea-Bag es un miedo arraigado en lo más profundo de su ser, el miedo de una emigrante sin papeles que huye de la explotación y los abusos para ser víctima de nuevas formas de humillación en la sociedad occidental más próspera.

Uno de los detales más comentados de Tea-Bag es la ironía de Mankell sobre la novela policíaca. Cierto día el poeta acude a la editorial para entrevistarse con su editor, que le pide la redacción de una novela policiaca: la poesía no vende. Humlin se niega, considera absurdo y aburrido el género. “No me interesa leer algo que sólo trata de que se adivine erróneamente quién es el asesino.”

Este guiño irónico de Mankell (hasta la madre del poeta, de 87 años, está escribiendo una en los ratos libres que le deja su floreciente empresa de sexo telefónico) alcanza, en realidad, al funcionamiento de todo un negocio editorial basado en presupuestos meramente mercantilistas.

Alguien, que evidentemente no ha leído esta novela, ha escrito que Mankell, tras retirar a su inspector Wallander, reniega del género policiaco. En realidad, esta es una novela escrita en 2001, pero que nos llega con nueve años de retraso. Es anterior por tanto a El hombre inquieto (2009), la despedida de su principal personaje.

A pesar de las diferencias estructurales, en Tea-Bag encontramos una tesis recurrente en las novelas de Wallander. Tea-Bag ve en la televisión una película sueca de los años 50. Jesper Humlin piensa que está mirando una película sobre una especie extinta. Una Suecia que ya no existe por mucho que se empeñen los nostálgicos.

En conjunto, se trata de una novela solidaria, cargada de buenas intenciones, en la que Mankell muestra su compromiso con las mujeres (doblemente marginadas) del tercer mundo. Desgraciadamente, la irreprochable denuncia del autor no consigue una buena calificación literaria.

Henning Mankell: Tea-Bag, Tusquets Editores, Colección Andanzas, octubre de 2010.

7 de enero de 2011

Paul Auster: Sunset Park


En 2007 Paul Auster (1947) afirmaba encontrarse agotado y no saber si sería capaz de volver a escribir. Felizmente desde entonces nos ha obsequiado con tres novelas más. La ultima, Sunset Park.

Miles Heller tiene todos los ases en su mano para llegar a ser un triunfador. Su padre es editor literario; su madre, una actriz prestigiosa. Es atractivo, inteligente y un brillante estudiante universitario. A los veinte años decide, sin despedirse de nadie, cortar sus raíces y abandonarlo todo. Durante ocho años anda errante intentando inútilmente escapar de sus fantasmas. El azar (siempre el azar en las novelas de Paul Auster; un simple giro del destino, en la canción de Bob Dylan) quiere que una tarde a última hora conozca en un parque de Florida a Pilar Sánchez. Ambos leen el Gran Gatsby. En ese momento, sin él saberlo todavía, inicia una nueva huida que le devolverá a casa. Como se alude explícitamente en la novela, más que un nuevo Odiseo es un joven Telémaco que en su viaje de regreso hace escala en una decrépita casa de ocupas en Sunset Park, un barrio de Nueva york sometido por la crisis económica.

Sunset Park, hay que decirlo ya, es una excelente novela emparentada directamente con las mejores creaciones de Paul Auster. Por ejemplo con Brooklyn Follies (2005) por su humanidad, por su mirada esperanzada, por su optimismo contenido, por las tramas familiares, por los espacios físicos y existenciales recorridos... y, cómo no, por la calidad de su prosa.

En esta ocasión Paul Auster ha abandonado el manierismo formal de sus últimas novelas y dejado a un lado sus habituales  juegos metatextuales. Cada uno de los capítulos está narrado desde el punto de vista de los distintos personajes. Entrañables, memorables cada uno de ellos a su manera. El argumento, bastante esquemático, avanza desde el puzzle colectivo que conforman estos personajes a los que vamos conociendo conforme bucean en sus recuerdos, esbozan sus preocupaciones y trazan sus planes de futuro.

Sunset Park, ambientada en nuestros inciertos días, viene a decirnos que a pesar de la crisis económica provocada por los especuladores, a pesar de los avatares personales, de las desgracias con las que nos obsequia la existencia... hay esperanza y estamos obligados a abrazarnos a ella.

Paul Auster: Sunset Park, Editorial Anagrama, 2010. Traducción de Benito Gómez Ibáñez

Últimas novelas de Paul Auster en Microscopio del Dr. Winter:
Viajes por el Scriptorium (Travels in the Scriptorium, 2006)
Un hombre en la oscuridad (Man in the Dark, 2008)
Invisible (Invisible, 2009)
Sunset Park (Sunset Park, 2010)