1 de mayo de 2011

Philip Roth: Némesis


Tras las encontradas opiniones que suscitó La humillación (2009), la anterior novela de Philip Roth, Némesis (2010) ha sido recibida con muy elogiosas críticas y también, cómo no, alguna disidencia.

En Némesis la peste asola la ciudad; pero la acción no transcurre en Tebas, sino en Newark (Nueva Jersey) durante el sofocante verano de 1944. Una epidemia de poliomielitis se está cebando con los niños. El número de fallecidos crece alarmantemente y el pánico se extiende entre la población. Y con el miedo afloran los prejuicios, el odio y la ignorancia, ¿no es en definitiva todo lo mismo? Los transmisores de la enfermedad, se dice, son los judíos, o los italianos, o los helados, o el correo, o el dinero, o la leche, o las granjas de cerdos, o un disminuido mental que no se lava las manos. 

El héroe protagonista, a pesar de no haber conocido a sus padres y de, ironía, sus problemas de visión, poco tiene en común con Edipo. Se trata de Eugene Bucky Cantor, profesor de educación física que dirige una centro de verano para niños judíos. Joven frustrado y avergonzado por haber sido declarado no apto al día siguiente del ataque japonés a Pearl Harbor debido a su miopía cuando pretendió alistarse como soldado para defender a su país en la guerra. 

Dista mucho Bucky Cantor del héroe trágico clásico, a pesar de su corrección y de su admirable entrega como defensor en contra de la epidemia de los mejores niños del mundo (el inevitable patriotismo estadounidense). Entonces, ¿por qué sufre la némesis de los dioses? ¿En qué consiste su desmesura (la hybris de la tragedia griega)? ¿Quizá porque su cólera va dirigida “contra Dios, que creó los virus” y que se complace en matar y en lisiar niños? Víctima del destino, no acierta a comprender Cantor lo que ocurre porque en realidad no hay dioses, nos viene a decir Roth, como tampoco hay héroes. 
“Unas veces tienes suerte y otras no. Toda biografía está sujeta al azar y, empezando por la misma idea, el azar –la tiranía de la contingencia- lo es todo... El señor Cantor se refería al azar cuando censuraba aquello que él llamaba Dios.” (p.182)

En su desasosegante reflexión existencial sobre la enfermedad y la muerte se acerca Némesis a algunas de las más cercanas novelas de Roth (Elegía, El animal moribundo). Formalmente, avanza la narración de forma lineal y precisa hasta un brillante quiebro en la voz narrativa, recurso habitual en la prosa de Roth, que nos remite directamente a sus mejores novelas (Me casé con un comunista, La mancha humana o Sale el espectro).

Muy recomendable.

PHILIP ROTH: Némesis, Mondadori, Barcelona, 2011.

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