23 de junio de 2009

Milan Kundera: Un encuentro


Mañana a las 12 se anunciará quién es el ganador del Premio Príncipe de Asturias de las Letras 2009. Entre otros conocidos autores, Haruki Murakami y Milan Kundera aparecen entre los candidatos mejor situados.

Me pregunto cómo se pueden evaluar y comparar los méritos de tan importantes escritores. En definitiva, los premios responden a los gustos personales de los miembros del jurado, así que, sea quién sea el ganador, el resultado será discutible, relativo e, incluso, polémico.

Premios al margen, Milan Kundera es actualidad por Un encuentro, obra de género ensayístico con la que el célebre autor de La insoportable levedad del ser (1984) vuelve a la actualidad literaria tras cuatro años desde su anterior libro (El telón, 2005).
En las páginas de Un encuentro encontramos referencias a insignes creadores como, entre otros muchos, Francis Bacon, Dostoievski, Philip Roth, García Márquez, Paul Valéry, Beethoven, Rabelais, Kafka, Fellini, Picasso… A partir del análisis del algún aspecto de sus obras, Milan Kundera reflexiona libremente (como corresponde al ensayo) con enorme lucidez sobre nuestra sociedad, sobre la vida, la muerte, el arte, la literatura...

Este tipo de esquema (desde los clásicos hasta la actualidad) es habitual también en las obras narrativas del escritor checo. Recordemos, por ejemplo, La inmortalidad (1988) en la que se apoya en detalles biográficos de Goethe o de Beethoven para, mediante la analogía, retratar nuestra época.

Una muestra como ilustración de esta técnica argumentativa: en uno de los capítulos nos remite a un pasaje de El idiota (1869) de Dostoievski en el que, ante las carcajadas sin razón de un grupo de chicas, el personaje Pavlovich se echa a reír por la falta de sustancia de las jóvenes.
En un salto a nuestro tiempo, Kundera ve un programa de televisión en el que todos ríen sin causa de forma exagerada con estrépito. Concluye que Pavlovich se reiría de nuestra hueca sociedad que ríe sin motivo, sin humor, sin sustancia, ante cualquier pretexto.
Por supuesto, Kundera no está defendiendo la seriedad como norma, sino criticando ese mundo superficial “de risa sin humor en el que estamos condenados a vivir.”


No hay comentarios: