6 de enero de 2010

José Saramago: Caín


Afirma Saramago escribir para desasosegar ("privar de quietud, tranquilidad, serenidad") y, según parece, lo consigue con Caín, su última narración. Y es que resulta inevitablemente fácil provocar la polémica cuando se pisa terreno religioso. Ejemplos recientes nos lo confirman.
Ajustemos el punto de vista, olvidémonos de polémicas, y recordemos que Caín (2009) es una obra literaria que enlaza de forma directa con la excelente El evangelio según Jesucristo (1991). En esta novela Saramago revisa algunos de los escenarios y personajes más conocidos del Antiguo Testamento, desde el paraíso hasta el diluvio universal, desde Adán y Eva hasta el paciente Job o el "desnaturalizado padre" Abraham, deteniéndose de paso en Babel o en Sodoma y Gomorra.
El odiado caín (con minúscula en la obra) es la figura elegida por el autor para, a lomos de burro y en chirriantes saltos temporales, hacer este recorrido bíblico que le enfrenta a un dios (también con minúscula) cruel, vengativo, caprichoso, intolerante, egocéntrico, e "hijo puta." (p. 89) Este enfrentamiento simbólico, alegórico casi, representa para el novelista portugués la historia de la humanidad, o lo que es lo mismo, "la historia de los desencuentros con dios, ni él nos entiende a nosotros ni nosotros lo entendemos a él.”
Destaca en Caín una fresca ironía de tono cervantino y una indudable maestría expresiva, pero con seguridad ningún crítico la considerará una obra mayor. Probablemente, el propio Saramago la tenga por un divertimento que ha conseguido desasosegar a ciertos integristas religiosos, pero no a los adictos a la literatura.

2 comentarios:

Erica dijo...

Yo me quito el sombrero ante Saramago. En estos momentos me estoy leyendo este libro... a ver que tal! Un saludo!

Alazorza dijo...

Estupendo. Esperamos tu comentario sobre la novela. Saludos