16 de agosto de 2010

Adiós a Abbey Lincoln

En agosto de 2007, a propósito de la desaparición de Max Roach, escribí:

Uno de los discos que más frecuento este verano es Abbey sings Abbey, la última obra de Abbey Lincoln. Se trata de un disco de nuevas versiones de algunas de sus mejores composiciones. Lo primero que sorprende son los nuevos arreglos. En ocasiones con aires countries o hawaianos y con la presencia de la guitarra (de Larry Campbell, habitual de Dylan o Costello), del acordeón o del cello. En tiempos de tanta fácil mediocridad encontramos un disco imprescindible de gran belleza y sensibilidad.



El azar ha querido con exactitud que tres años después de Max Roach haya fallecido la que fue durante un tiempo su mujer, la gran Abbey Lincoln. Abbey sings Abbey sigue siendo su último disco.

Su nombre real era Anna Marie Wooldridge. En sus inicios conoció a Louis Armstrong o a Billie Holliday, de la que era admiradora y a la que dedicó un disco de homenaje. Durante sus más de 50 años de carrera trabajó con figuras esenciales como Eric Dolphy, Sonny Rollins, Benny Carter, Coleman Hawkins... o, cómo no, Max Roach.

Compositora y letrista de muchas de sus piezas. se dedicó, además, a la poesía, a las artes plásticas, al cine y, sobre todo, a la defensa de los derechos humanos y a la lucha contra la discriminación racial. Durante un tiempo y tras un largo viaje por África cambió su nombre por el de Aminata Moseka para indicar su compromiso político.

Mi disco favorito de Abbey Lincoln es A turtle’s dream que grabó en 1994 con la colaboración, entre otros, de Roy Hargrove, Kenny Barron, Lucky Peterson, Charlie Haden, Pat Metheny... (¡casi nada!) Esta obra incluye canciones sobrecogedoras como Should’ve been, o como la versión de Avec le temps, superior en mi opinión a la original de Leo Ferré.

1 comentario:

José Núñez de Cela dijo...

No conocía nada de lo que has incluido en la entrada, y , oído lo oído, trataré de conocer más.
Menudas coincidencias!.
Un saludo