23 de septiembre de 2010

Patricia Highsmith: Mar de fondo




¿Cómo reaccionarías si tu pareja te fuese infiel una y otra vez sin disimulo, con distintas personas, en tu propia casa o en las fiestas? ¿Qué harías si todos tus amigos y vecinos lo supieran escandalizados? ¿Solicitarías el divorcio o le pedirías discreción al menos? ¿Asesinarías a sus amantes?

Mar de fondo nos sumerge en estas insólitas dudas.

Las novelas de Patricia Highsmith (1921-1995) nunca son amables. Consiguen irritarnos porque, enfrentados a situaciones poco habituales, acabamos sin querer sometidos a un test que consigue que revisemos nuestros propios códigos. En ese proceso de instrospección el desasosiego proviene del hecho de pensar que nunca actuaríamos como lo hacen sus ambiguos personajes, movidos por principios morales que nunca compartiríamos, ¿o sí?

En Mar de fondo, Victor Van Allen vive de las rentas mientras practica sus aficiones: la impresión y la encuadernación de libros, la cría de caracoles, la cultura de las abejas, hacer queso, la carpintería, la música y la pintura, mirar las estrellas con su telescopio. A su mujer, Melinda, le aburre todo eso. Ella prefiere bailar, tomar copas, ir de fiestas, o, como nueva Emma Bovary del siglo XX, entregarse a sus amantes mientras ignora a su hija y a su marido. Patricia Highsmith realiza un explícito guiño literario al personaje de Flaubert. Cuando Melinda duda sobre su disfraz para asistir a un fiesta, su marido le sugiere con ironía el personaje de Madame Bovary.

Ante todo ello, Vic asume con deportividad olímpica los constantes amoríos y desplantes de su Melinda a la que simplemente considera una inmadura (la habitual misogina de Patricia Highsmith). Incluso hubiera sido capaz de llegar a un acuerdo razonable si “ella estuviera con un hombre de cierta talla y dignidad, que tomase por amante a un hombre con ideas en la cabeza... Era capaz de imaginar una especie de arreglo caritativo, imparcial y civilizado en que los tres podrían ser felices. Dostoievski sabía lo que quería decir. Y Goethe también podría haberlo entendido.”

Vic le propone claramente: “Me gustaría que eligieses un hombre –incluso varios si quisieras- que tuviera un poco de cerebro. ¿No lo ves posible?” Ella, por su parte, no parece escuchar ni siquiera esta tan poco frecuente proposición.




Patricia Highsmith había publicado su primera novela, Extraños en un tren, en 1950. La adaptación al cine realizado por Alfred Hitchcock le supuso la fama inmediata. Mar de fondo (1957) es su quinta novela, escrita tras El talento de Mr. Ripley la primera entrega de su personaje universal Tom Ripley.

Mar de fondo, además de una prosa precisa, nos ofrece grandes dosis de tensión psicológica mientras propicia nuestra reflexión sobre las pautas morales, y las convenciones sociales.

Un magistral paseo por la delgada línea entre la normalidad y la patología criminal.

1 comentario:

ariel-conlaluna dijo...

Hace muchos años leí esta novela y me resultó muy impactante, fué la segunda novela de Highsmith que conocí y noté ese doble ingrediente placentero, las tramas de doña Patricia, siempre extraordinarias y el tema en sí, que remite inevitablemente al cuestionamiento moral, por otra parte siempre la relaciono con "Por dignidad" de Serrat que me parece una de sus grandes canciones.