31 de mayo de 2009

Millennium I. La película.



Acompañada por una insistente campaña publicitaria ya está en nuestros cines Millennium I. Los hombres que no amaban a las mujeres. Mi primera sorpresa fue observar que en la sala sólo había unas cien personas. Me esperaba un gran lleno. A pesar de ello, supongo que esta película será una de las grandes triunfadoras de la temporada.

¿Qué decir sobre la adaptación cinematográfica de la primera novela de Stieg Larsson? Ante todo, que es correcta, pero que no provoca grandes emociones, ni siquiera en algunas escenas de supuesta gran crudeza.

Para quien haya leído previamente la obra, quizá el mayor defecto de la película resida en la simplificación de su contenido. Las 665 páginas del libro se han comprimido en dos horas y media, que no cansan en ningún momento, a base de aligerar el argumento.

Como consecuencia de este proceso desaparecen totalmente algunos personajes, se difuminan los rasgos priscológicos de los protagonistas y las relaciones que se establecen entre ellos, o se despachan en breves alusiones algunos de los temas claves de la novela, por ejemplo el nazismo.

Tras la proyección un comentario unánime: todos se habían imaginado a un Mikael Blomkvist mucho más atractivo que el que aparece en pantalla y a una Lisbeth Salander menos pasada de rosca.

En conclusión, una película para pasar el rato.

2 comentarios:

Alice Silver dijo...

Efectivamente, Brlomkvist es mucho menos guapo (y promiscuo) de lo que nos lo imaginabamos. Sin embargo Lisbeth, que al principio aparece como dices muy pasada de rosca, se va suavizando a lo largo de la peli, me ha gustado más de lo que esperaba. Me ha parecido una muy buena adaptación para lo que es posible en una película. A destacar los paisajes del norte de Suecia.

Joana dijo...

Estoy de acuerdo, Mikael, no me resultó tan atractivo como yo esperaba y Lisbeth más, como tú bien dices, pasada de rosca.
Las dos horas y media de película pasan pronto. Una película entretenida y tal vez, demasiado comprimida.
Por otro lado, pienso: ¿que les habrá parecido a los que no hayan leído el libro?