21 de noviembre de 2007

Shine y River

Coinciden estos días en el mercado y en los medios dos discos protagonizados por Joni Mitchell. Por un lado, Shine: su última obra, sobre la que ya comentábamos hace unos meses. Por otro, River: The Joni letters, un homenaje que le brinda el genio del jazz Herbie Hancock. Dato enciclopédico: ambos trabajaron juntos en Mingus (1979) , un álbum emblemático, magnífico, que la canadiense dedicó a Charles Mingus. Vayamos por partes.

El disco de Joni Mitchell ha sido recibido con división de opiniones, como las faenas taurinas. Más críticas malas que buenas he leído y oído yo. Dicen, por ejemplo, los nostálgicos que su voz ya no es la que era. ¡Por supuesto!, subrayo. Joni tiene ahora 64 años y me temo que ya no podemos esperar que cante como en Hejira.

Por ello, reconozco que comencé a escuchar Shine con cierto prejuicio. La portada es más bien fea y el primer tema, instrumental en el que ella toca todo salvo el saxo alto, es anodino; pero el disco va ganando fuerza y nos deja, entre otras buenas canciones, una actualización de Big yellow taxi, uno de sus clásicos, y una auténtica joya llamada Night of the iguana, que para mí es la cima del CD.

Así que discrepo de la mayoría de las críticas. Shine es una obra notable. Es cierto que Joni ha perdido voz; pero nos ha dejado claro que su creatividad sigue intacta. Ya quisieran muchos simplemente acercarse a su nivel en estos tiempos tan estériles en los que se idolatra a los ganadores de los Grammy (exacto, esos premios tan festejados que se reparten cual churros) como si fueran clones de Beethoven.
En cuanto a River: The Joni letters no hay discusión. Se trata de un monumento prodigioso. Acaba el disco y uno pide más. Es todo un regalo y una garantía de por vida escuchar los temas de Joni Mitchell recreados por extraordinarios músicos de jazz como Herbie Hancock, Wayne Shorter y Dave Holland. Además, cantan la propia Mitchell, Norah Jones, Luciana Sousa y ¡Tina Turner! (la única pega que le pongo al CD, pero se trata de una manía muy personal).


Conclusión, dos recomendaciones más del Dr. Winter. Haz caso.

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